lunes, 27 de febrero de 2012

Inspiración dulce inspiración…


Os voy a contar una historia que mezcla en el mismo lugar presente, pasado y futuro  que tienen una cosa en común: un alma atrapada.
Había una chica que no hace mucho tiempo vivía en un  pueblo (aunque yo no lo llamaría así) precioso cerca de Madrid. Esta chica miraba por la ventana todos los días  la casa de enfrente.  Una casa misteriosa que le parecía esconder historias jamás contadas, misterios sin desvelar, e incluso el alma de un escritor. La casa estaba custodiada por dos estatuas de acero inmóviles, pero que parecían tener alma al mismo tiempo. Se encontraban sentadas en un banco enfrente de la casa atrapados en una conversación eterna, un dilema sin fin, como si el dios del tiempo los había pillado por sorpresa y petrificado así para siempre.

Nuestra chica siempre se imaginaba que tipo de conversación podrían tener esas centinelas en búsqueda de inspiración, esperando que el alma eterna del escritor le relatase historias que ella luego desvelaría al mundo. Se preguntaba si alguien más sentía el embrujo de la casa…  se quedaba mirándola por espacio de horas que parecían segundos y dejaba que la pluma estilográfica de su abuelo dibujara formas sobre el papel, perdida en una especia de trance. Temía que al irse de allí toda la inspiración se desvanecería, que el mundo nunca sabrá esas maravillosas y misteriosas historias, que no llegara a contarlas. Al leer esos relatos temía también tener una doble personalidad: la de chica normal y corriente y la de una escritora que no pertenecía a este mundo, o quizás estaba poseída por el alma de algún escritor o poeta que vagaba por esas calles.
Llego un día cuando sus mayores temores se hicieron realidad…  se fue a otro lugar donde al mirar por la ventana ya no veía la casa, dejando la inspiración en el mismo lugar donde la había encontrado.
Hoy en día la chica todavía visita con regularidad la casa del gran Cervantes y la inspiración que la sigue esperando en el mismo lugar. Se sienta entre las dos estatuas y escribe con la misma pluma estilográfica del abuelo, sometida en el mismo trance del pasado interrumpido  a veces por algún turista inoportuno que desea hacerse una foto con el famoso Quijote y su fiel Sancho Panza.

7 comentarios:

  1. Muy chula tu historia, podría ser el inicio de un gran libro libro, ¿no crees?

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  2. La historia es preciosa, no sabía que habías vivido en Alcalá fijo que más de una vez nos hemos cruzado sin saber que en el futuro estaríamos en la misma clase ;)

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  3. Una historia muy interesante, nunca he estado por allí pero habrá que ir en busca de la inspiración jj

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  4. Ooh! Qué preciosidad... Parece como si el tiempo se detuviera en el momento preciso. Debería existir algún aparatito que lo lograse, yo me haría con uno. ¿Eternizar esos momentos mágicos? ¿Dónde hay que firmar?

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  5. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  6. Como dice el anuncio del salchichon, "Las cosas buenas no deberían cambiar nunca", nunca dejes de escribir, el duende para escribir es propia de gente especial y mágica asi que considerate afortunada

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  7. hola. Te invito a conocer mi blog, espero verte por alli, besos.
    Te sigo
    http://elbauldeanalu.blogspot.com

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