sábado, 11 de febrero de 2012

15 Sept

Hoy he tenido uno de esos días que podemos considerar catastróficos. "¡Qué exagerada!" -diréis vosotros. Vale, pues dejar que os cuente que me ha pasado, o mejor dicho, que no me ha pasado...

Estamos, como veréis en el titulo de la entrada de hoy, a 15 de septiembre. Y como todos los septiembres empieza un nuevo curso.
Como cada mañana para ir a la universidad he cogido el metro, hasta aquí bien. Entré en el metro, miré a mi alrededor, cual depredador buscando su presa, buscando un asiento libre y afortunadamente ¡habían dos! "¿Entonces de que te quejas?" -estaréis diciendo algunos, "¡yo casi siempre tengo que ir de pie!. Vale, vale, dejadme continuar.
Me dirigí a uno de esos asientos libres, me incliné tomando posición para sentarme y posar mi culo en él, cuando de pronto el tren dio uno de esos "inusuales" bandazos suyos y terminé sentada sí, pero en el asiento de al lado, el cual estaba ocupado por un tío... Ya no es que no pudiera haber sido una mujer, si no, que no era un tío cualquiera... Estaba super bueno y... fibroso para que negarlo, al menos las piernas jaja. Me levanté como pude, pues el tren seguía dando bandazos. Pedí disculpas de mil formas y en mil idiomas y me dirigí al extremo contrario del vagón.
Para los que tengáis la suerte de no estar familiarizados con el uso del transporte muy píblico, os diré que mi estación tiene inmediatamente después un transbordo para continuar en la misma dirección y en la misma línea de metro.
En cuanto se abrieron las puertas salí disparada al tren de la otra vía por miedo a perderlo, pero como yo el resto de viajeros de mi tren y de los del otro. Llegué al tren de la otra vía y esta vez no busqué asiento, preferí quedarme de pie por si acaso. Sonó el pitido avisando que las puertas se iban a cerrar, cuando de repente un armario de 1,95m de alto se lanzó, literalmente, al metro. Y lo cierto es que entró, las puertas ni le rozaron, pero yo, con mis precarios reflejos, me quedé mirándolo en vez de apartarme, así que aquel hombre de 1,95m me embistió... Vale... es cierto que solo me dio un pequeño empujón, pero por todos los cielos.. yo no llego al 1.60m, así que yo me tambaleé empujando a mi vez a una chavala que iba con unos apuntes, los cuales salieron volando en todas direcciones y encima de toda la gente...

"Bueno, bueno, pero no vas a volver a verlos en tu vida, no te preocupes tanto "- buen intento de animarme gente, pero es que aun no os he contado todo. ¡Qué manía tenéis de interrumpirme eh..!

Finalmente conseguir llegar a mi parada final sin ningún incidente más, hasta Ciudad Universitaria, me bajé y anduve hasta mi universidad. Conseguí hacer este tramo sin invadir el espacio personal de nadie, esto consiguió subirme la moral y hacer que olvidara casi lo ocurrido.
Entré en clase y me puse a hablar con mis amigas. Llegó el que debía ser nuestro nuevo tutor para ese año, dejó las cosas en su mesa, se volvió hacia nosotros y entonces le vi la cara. ¡Era el hombre en el que me había sentado en el metro! ¡Y me estaba mirando, me había reconocido! Mi boca no podía cerrarse, ¡¡es que no se cerraba la maldita!! Aun seguíamos en pleno contacto visual cuando entro en el aula una chavala joven, pero en vez de sentarse en un pupitre se quedo en el encerado, al lado del profesor. Y entonces, el profe la presento como una profesora nuestra. Mi boca estaba en una posición antinatural, creo que se había desencajado o algo... Y esa profesora también se me quedo mirando...


En fin, creo que sera una asignatura que arrastrare hasta cuarto curso. Y ahora venga, intentad quitar hierro al asunto y llamarme dramática!

4 comentarios:

  1. jajajjajaja, que mala suerte... al final aprobaste la asignatura?

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  2. jajajjajaja la frase de las cosas no pueden ir a peor, ese día no se cumplió. Espero que las asignaturas estén aprobadas

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  3. ¿Sabes lo bueno de tropezar y caer? Que más abajo del suelo no puedes pasar... ¡Be positive my friend!

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  4. madre mía lo que no te pase Nathan... jajaj nunca me ha pasado algo así en el metro y si me pasara me moriría de vergüenza, pero lo que si me ha pasado alguna vez es de estas veces que te caes encima de la gente cuando arranca el autobús,!nunca entenderé porqué siempre arranca cuando meto el billete! jajaj

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