Maldita paloma

Buenas tardes gente!

Como os conté hace unas semanas mi prima se casa, y he andado de tienda en tienda
como una loca buscando el vestido perfecto.

Después de veintisiete tiendas y multitud de vestidos encontré no el vestido perfecto, sino, El Vestido, con mayúsculas sí y es que no podía ser más perfecto. No es que vaya a ser dama de honor pero… también tendré que ir mona.

Bueno, a lo que íbamos. Llego el día de la boda y todos nos pusimos super monos. Pasé a recoger a mi novio y nos pusimos de camino a la iglesia de San Manuel y San Benito, en la calle Alcalá. Aunque conducía mi novio porque yo con tacones y al volante soy un peligro, no controlo. Una vez llegamos allí nos juntamos con la familia y esperamos hasta que fuera la hora del discurso.

El cura salió para decirnos que pasáramos pues estaba a punto de comenzar la ceremonia. Yo iba cogidita a mi novio más por el miedo a caerme con esos tacones que por amor jaja. Íbamos todos entrando a capón, cuando de pronto note que alguien me tocaba el hombro, me gire para mirar quién era, y al girarme la gente que me rodeada me miraba con una expresión mezcla de asco, pena y risa. Yo al principio me quede confundida, pero entonces note que algo caliente me chorreaba por el brazo, bajé la mirada hacia mi hombro y entonces lo vi ¡una mierda de paloma! ¡Me había cagado una paloma! ¡En mi vestido, en mi perfecto vestido! Me quede mirando aquella blanquita mierda hasta que oí una risotada fuerte y sonora
cerca de mi y me volví como una energúmena en busca del personaje que se había reído pero había demasiada gente... Mi madre se acercó a mí y le pedí un pañuelo para limpiarme pues aquella mierda seguía chorreándome el brazo. Y entonces mi novio tuvo la brillante idea –eso con agua y jabón del baño se quita completamente, ni rastro- yo y mi madre nos quedamos mirándonos y acto seguido salimos disparadas al baño de la iglesia a quitar aquel regalito tan bonito y caliente, pues la ceremonia estaba a puntito de empezar.

Lo hicimos con muchísimo cuidado intentando no empapar más que el trozo que estaba manchado, pero tanto cuidado no sirvió de nada, pues en cuanto tocamos el vestido con la toalla que llevaba agua y jabón el color de mi vestido se esfumo, sin más. Se corrió todo, y en su lugar quedo un color grisáceo. Ya no es que llevara una mierda en mi vestido nuevo, es que me había quedado sin vestido… Y paso lo inevitable, me puse a llorar como una niña pequeña y entonces se me corrió toda la pintura y… uff.

Me puse al final de la iglesia para que nadie me viera y salir la primera de allí, al lado de mi novio el listo, que parecía que aún no había captado que no estaba de humor para aguantar sus risas cada vez que me miraba el vestido.

Me fui a casa nada más terminar la ceremonia y pase el resto del día tumbada en el sofá enfurruñada y pensando en la estúpida paloma con cagalera. Fue un día realmente largo.

En fin, supongo que mi boda no será en esa iglesia de la calle Alcalá… Aunque si llevo vestido grisáceo quizá no se noté…

Hasta la próxima gentecilla!